Un suelo laminado es un tipo de pavimento que nace para imitar a otros suelos que ya existen, principalmente a la madera, pero también al gres, al cemento, piedra o cerámica, mejorando aquellos aspectos que los hacen vulnerables, tanto en su uso como en su instalación: los arañazos, las roturas, el coste elevado de la mano de obra, etc.
Existe un gran mercado de suelos laminados, con gran cantidad de estilos, formatos, colores y texturas disponibles. Ha ganado popularidad en los últimos 20 años debido a que no precisa mantenimiento y, sobre todo, a su precio, más económico que los materiales naturales.
Se compone de varias capas, normalmente de derivados de la madera, siendo la última capa un compuesto sintético que puede variar de composición, pero que generalmente es un compuesto de resinas de melamina, que lleva impreso un dibujo imitando madera o a otros materiales.
El suelo laminado se clasifica según su resistencia. Estas categorías son el resultado de un test de abrasión, donde la máquina somete al suelo a una serie de frotados con una rueda de papel de lija hasta que el dibujo decorativo pierde su apariencia original, es decir, hasta que el decorativo desaparece.
Según la norma EN 13329, esta es la resistencia al desgaste y la abrasión según el número de vueltas soportadas:
Actualmente, los pavimentos laminados , también se clasifican según la clase de uso final:
En caso solamente doméstico:
Es importante a la hora de adquirir un suelo laminado, revisar el sistema de anclaje de las piezas, ya que no todos los clics son iguales. De la calidad de anclaje dependerá en mayor medida, el aspecto estético, ya que las juntas abiertas se aprecian con facilidad.
La calidad del tablero , es importante para la estabilidad del material, así como su comportamiento frente a la humedad y al agua. Un material de baja calidad, tenderá a combarse frente a la presencia de humedad o pequeña presión. Es importante conocer la densidad del tablero. Un tablero de 7mm puede ser más estable y más duro que uno de 8mm, dependerá del fabricante.
En cuanto a la resistencia, nuestra recomendación es la instalación de un suelo resistencia AC4 - Clase 32 para un uso doméstico, y en cambio para un uso comercial optaríamos por un suelo Resistencia AC5 - Clase 33. Muchos clientes llegan a nuestra exposición solicitando un suelo AC5, pero realmente para una residencia la certificación AC4 es más que suficiente. Es muy importante fijarnos en qué país ha pasado nuestro suelo laminado este proceso de certificación ya que la norma Europea es una de las más estrictas y firmes a la hora de fijar certificaciones, y esto sin duda es un claro beneficio para el cliente final.